El futuro de España pende,
pues, de la educación. Lo dijo Mariano Rajoy durante su discurso de investidura
y lo ha vuelto a repetir el nuevo ministro del ramo, José Ignacio Wert: “Soy
muy consciente de que donde España de verdad se la juega en los próximos veinte
años es en su educación. Creo que tengo conciencia del reto y de la importancia
del mismo", declaró hace unos días.
Hay cosas que no cambian. Y
una de ellas, es la obsesión que tienen todos los partidos políticos de cambiar
la Ley de Educación en cuanto llegan al poder. Da igual que sean de izquierdas
o de derechas. Todos ven como algo imprescindible en su paso por el trono, el
de hacer una Ley más acorde con su ideología.
Lo cierto y verdad es que,
lo que estamos viviendo en la educación, es el claro reflejo de una incongruente
y desordenada clase política, por no decir más cosas. Cerca de los 35 años de
democracia y llevamos la séptima reforma de la ley educativa, cada cinco años
una. Que casa se puede construir, si cada vez que llega alguien modifica los
planos de la edificabilidad de la casa y donde está la zona que da el sol,
pongo la que da la sombra.
Pero lo asombroso de todo
esto son los costos directos que supondrá la implantación de la Ley Orgánica de
Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). En principio, se han incrementado por
cinco con respecto al primer borrador de la reforma. De tal manera que el
Ministerio de Educación estima que el total de estos costes directos ascienda a
408 millones, según han informado fuentes del departamento que dirige José
Ignacio Wert. De estos 408 millones, 23 se gastarían en el primer año de
implantación, 130 en el segundo y 255 el tercero.
Y si no tenemos dinero,
¿Cómo se hace esto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario