Tal vez hubiera sido
más exacto titular el artículo de hoy como la realidad existe, pero nadie es
capaz de percibirla. Y es que si analizamos la sorprendente manera cómo
funciona la percepción de las personas nos vemos obligados a poner en duda
muchos de los supuestos con los que funcionamos todos los días. Percibimos el
mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos, pero de los cientos de
estímulos que nos llegan sólo podemos ser conscientes de una pequeña parte. La
atención funciona como una especie de filtro que se encarga de seleccionar de
entre esos cientos de estímulos aquellos pocos que finalmente llegaran a
nuestro cerebro. A veces conversando con alguien observamos que en realidad no
nos está escuchando, que está ausente. Si se lo hacemos notar, inmediatamente
reaccionará y se excusará utilizando el tópico de “perdona no estaba atento”, o
el sufrido “perdona, estaba distraído”. Aunque en realidad estas contestaciones
son falsas. Lo que ocurre es que nuestro interlocutor, o más concretamente su
atención, ante la avalancha de estímulos externos recibidos ha decidido obviar
nuestras palabras en favor de otros estímulos más interesantes.
Por tanto, inevitablemente,
cada uno percibe la realidad de manera distinta, puesto que los
estímulos sobre los que cada uno enfoca su atención son distintos. Y
aún quedaría la siguiente fase del proceso, ya que en función de nuestra
experiencia anterior, nuestras creencias y valores, interpretamos esos
estímulos con el fin de darles una forma coherente con nuestros esquemas
cerebrales. Por tanto, ¿cómo podemos estar completamente seguros de nada?,
¿cómo podemos convertirnos en defensores a ultranza de ideales y teorías
basados en una percepción limitada y una interpretación sesgada de la realidad?
Es por ello que la realidad como tal no existe, ya que cuando nos referimos a
ella estamos hablando de una realidad percibida y subjetiva, de una realidad
construida.
Algunas veces utilizo como
ejemplo en clase a las personas depresivas o anoréxicas. La percepción de las
personas depresivas está entrenada para seleccionar de entre todos los estímulos
disponibles, aquellos que comporten un efecto más negativo, al mismo tiempo que
desestima cualquier estímulo positivo. En el caso de la anorexia (como también
en la vigorexia) el sistema perceptivo funciona de tal manera que los enfermos
distorsionan la realidad hasta ajustarla con una “realidad” que sólo existe en
su mente. Y es que en todo caso, si la realidad existe, habita en el cerebro y
es distinta para cada persona.
Es por ello que es de vital
importancia que intentemos ser plenamente conscientes de cómo funciona nuestro particular
proceso perceptivo y atencional, es decir, qué tipo de estímulos
atendemos y cuales desechamos. Al igual que debemos ser conscientes de todos
nuestros prejuicios y recelos y de la forma en la que manipularan y transformaran
la información percibida. Porque en base a estas interpretaciones
generaremos nuestros pensamientos y expectativas, que influirán, que
condicionaran en gran medida, nuestra actitud y nuestra manera de actuar.
Es por ello que deberíamos
intentar ser lo menos radicales posible a la hora de defender nuestras
opiniones o creencias, ya que en todo caso parten de una interpretación parcial
y sesgada de la realidad. Huir de verdades absolutas y fanatismos y pasear más
a menudo por el verde prado del término medio en el que, como dice el refrán,
habita la virtud, es algo muy recomendable para mantener nuestra salud
emocional.
Dejo una magnifica tira
cómica que ejemplifica a la perfección hasta que punto somos capaces de
distorsionar la realidad, y desgraciadamente, en muchas ocasiones atentando
contra nuestra propia autoestima. Por desgracia conozco a varias personas que
van por la vida como la niña protagonista del cómic, personas tóxicas que
transmiten su negatividad y sus malas vibraciones por dondequiera que van.
Personas que deciden quedarse siempre con la parte negativa de las cosas que
les pasan, menospreciando todo lo bueno que las rodea. Personas desgraciadas e
infelices por elección. Como dice alguien que conozco, la vida debería guardarse
todas las desgracias para estas personas, pues sólo así son capaces de apreciar
todo lo bueno que tenían.
¡FELIZ REFLEXIÓN!
Del blog La Mariposa y El Elefante
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