A punto de comenzar la
campaña electoral al parlamento europeo y tras las primeras reacciones de los
partidos políticos, me confirmó una vez más, en mis ideas.
La primera es
indiscutiblemente la profesionalidad de la política. Digo esto, porque, cuando
la política se convierte en una profesión para ciertas personas, se corre el
peligro, como está ocurriendo, de que el político, pierde el norte del bien de
la política como el servicio que debe de prestar a la comunidad. Lógicamente
como consecuencia, se convierte la política, en su forma de vivir. No solamente
del político de turno, sino de todos sus allegados, convirtiéndose la cuestión,
en un clan cerrado y controlado, de manera que nadie altere el orden
establecido. Como mucho, quede todo en pequeñas discusiones familiares. Y digo
todo esto, porque yo creo que ciertos políticos después de estas elecciones,
deberían plantarse su lugar en la política; pero claro dónde va el buen señor,
posiblemente sin oficio y solamente el beneficio de la política.
La consecuencia de todo
esto, es la segunda conclusión que yo tengo. Y es que, al poder económico le
interesa, que exista la profesionalización de la política; pues es la única
manera de ellos poder garantizarse sus políticas económicas y sus grandes
beneficios. Ya que, al tener siempre los mismos políticos, estos pueden ser así
tentados a la corrupción y a la comprar de sus intereses. Esto, lógicamente no
ocurriría, si hubiera una alternancia y rotación de los políticos cada ocho
años, dentro de la estructura de su partido político, como a nivel de las
instituciones gubernamentales. Desde esta perspectiva, el tema de la corrupción
sería muy difícil de sembrar en el tiempo dentro de una idea política.
Posiblemente, tengamos que
realizar un esfuerzo para profundizar en el concepto de la democracia. La
democracia es el mejor camino para superar los problemas humanos y sociales por
la vía del diálogo y de la participación de los ciudadanos en la gestión de la
sociedad. Sin embargo, la democracia no ha de ser solamente un concepto formal;
sino que tiene que ser un planteamiento real.
Un planteamiento que debe
partir desde un compromiso social del político con su país, comunidad o ciudad;
pero especialmente, un verdadero compromiso por las personas.
¿Cuándo se van a enterar de
que lo importante son las personas?
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