Hoy primer día del Mes de
Mayo, se celebra el DÍA DEL TRABAJO. Mi pensamiento está hoy puesto en esos
6.200.500 personas y desgraciadamente en los que perderán sus puestos de
trabajo antes de que termine este año, según las predicciones económicas, rozaremos
la super-barrera, ya no psicológica, si
no a vergonzante de los 7 millones de parados.
Este gran problema social y
humano que nos rodea debe de ser para nosotros, un hecho de reflexión desde
nuestra condición simplemente humana, y un discernimiento de los más simples
márgenes de los derechos humanos y constituciones, que nos deben de llevar a una nueva renovación de nuestro compromiso
social.
¿Cómo celebrar el día del
trabajador en medio de esta crisis? Crisis provocada por la codicia y avaricia de
unos pocos. Crisis aprovechada por muchos para bajar los sueldos de los futuros
trabajadores o hacerlos renunciar a sus derechos laborales.
¿Cómo celebrar este día en
que muchos jóvenes buscan su primer trabajo y muchos adultos han perdido su
trabajo y el camino de su vida se ha quedado paralizado posiblemente por su edad?
¿Cómo celebrar este día en
una sociedad que promueve la competencia y exitismo laboral?
¿Cómo celebrar este día
cuando la gran mayoría de los trabajadores no trabaja en aquello para lo cual
tienen vocación y más habilidades?
Por eso esta celebración,
debe de ser una llamada, no solamente a los trabajadores y sus familias quienes
son los que están pagando las consecuencias de esta crisis tan brutal, provocada
por la codicia y avaricia de unos pocos. Si no que, es una llamada especialmente
a esa clase política, responsable de corregir, como legisladores estos
atropellos que los trabajadores están sufriendo.
Por eso, este primero de
Mayo, debe de ser para nosotros un tiempo de acción y de compromiso social
transformador. Los derechos y valores humanos deben de ser en esta sociedad una
exigencia de todos, como un servicio más a la comunidad.
Más que nunca quizás, todos
los que hoy en día tienen trabajo y los que no, debemos de participar con mayor
compromiso en la vida política y social que nos rodea. Ignorar lo que está
pasando en la calle y en las redes sociales puede ser irresponsable. En España
hay una distancia creciente entre buena parte de la sociedad y sus
representantes. Y el resultado se traduce en desesperanza y desencanto.
No podemos tolerar que
algunos, se aprovechen de esta crisis para destruir a los demás.
Y el desencanto que existe hacia los sindicatos.Que han hecho por la clase obrera, a quien representan.Total esto es un cùmulo de circunstancias que nos hacen cada vez dèbiles.
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