Aunque no ha sido un referente
propiamente religioso si lo será siempre un referente moral de primer orden en
el mundo.
Propugnó la lucha por la igualdad y la
libertad en Sudáfrica y no quiso que su victoria tras largos años de humillación
y cárcel diera lugar a la venganza.
Quizás su imagen más
significativa sea la que nos ofreció en un partido de rugby en el que Sudáfrica
presentaba una alineación casi exclusiva de jugadores de raza blanca. En esa
ocasión decidió animar y provocar el apoyo de negros y blancos al equipo que
representaba el país. Fue una forma de eliminar recelos y rencores y fomentar
la unión de todos los ciudadanos que antes habían estado enfrentados.
No había que olvidar el
pasado injusto pero la solución no era invertir los papeles y poner como opresores a los que antes habían sido
oprimidos. No había que dar carpetazo a la injusticia pero sí buscar lo que
unía y podía ayudar a todos a sentirse conciudadanos que buscan el bien común
acabando con antiguas injusticias y divisiones.
Es inevitable pensar ¡qué
gran ejemplo para nosotros que volvemos a estar empeñados en refrescar viejas
heridas que estaban ya casi cicatrizadas!
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