Son estudiosos, la
generación más preparada de la historia, con un pensamiento acorde con el
progreso, mayor interés por la política y con los mismos valores de
la sociedad adulta: amistad, familia, salud, trabajo y estudios. Su principal
problema es el paro y sienten una enorme incertidumbre por la crisis, pero están
dispuestos a trabajar en lo que sea y la gran mayoría cree que tendrá una buena
vida en el futuro.
Así son los jóvenes
españoles, según un informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y
Juventud, una nueva institución privada e independiente promovida por
la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, cuyo objetivo es contribuir
a la socialización de los adolescentes y jóvenes españoles analizando los
elementos que conforman su realidad y sus dificultades y necesidades, y
movilizando a la sociedad en este sentido.
«Nunca España ha tenido una juventud tan
preparada» y, sin embargo, «tropieza con unas dificultades enormes» por la crisis
y responde con «una cierta confusión inevitable», pues no saben si atenerse a las
noticias buenas o malas que les llegan, según Eusebio Megías, director
técnico del Centro.
En la actualidad, viven
en España 4.559.964 personas de entre 15 y 24 años, de los que la
mayoría se denominan estudiosos (42%), fundamentalmente los
adolescentes; trabajadores (23%), predominando entre los más adultos; marchosos
(17%), sobre todo entre los 18 y los 22 años; consumistas (12%), a todas
las edades, pero especialmente los chicos; y hogareños (6%), con mayor
preponderancia en el caso de las chicas.
El paro, su principal
preocupación.
El principal problema al que
se enfrentan es el desempleo (72%). No en vano, la tasa de paro
juvenil, entre los 16 y 24 años, es del 56,14%.Para la mayoría de los jóvenes
de entre 15 y 35 años, las principales dificultades para encontrar un empleo son
que no existen buenas oportunidades laborales acordes a su
formación y que no encuentran empleo en su ciudad o región de residencia. La
falta de trabajo es probablemente una de las razones por las que casi el 30% de
las mujeres y el 40% de los hombres de 24 a 35 años siguen viviendo con
sus padres.
En cuanto a sus valores personales,
son idénticos a los de los adultos: amistad, familia, salud, trabajo y estudios,
son por este orden, las cosas que más les importan. Además, sus creencias
evolucionan en el mismo sentido que las de la sociedad. Ha aumentado el número
de ellos que está a favor de aplicar la eutanasia a todo aquel que lo pida, de
tener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo o aplicar la pena de
muerte a personas con delitos muy graves, mientras disminuye la cifra de los
que justifican las borracheras o fumar en lugares públicos.
En este sentido, a la hora
de disfrutar del ocio nocturno, a medida que cumplen años, priman la relación
social por encima de la ingesta de alcohol y la borrachera. Además, aunque casi
el cien por cien reconoce que usa el ordenador en su tiempo libre,
sobre todo para mirar el correo y las redes sociales varias veces al día,
la satisfacción de pasar tiempo con la familia o amigos supera con creces la de
estar solo.
La política es
otro de los intereses de los jóvenes que ha ido creciendo con los años, y más
de la mitad de ellos considera internet el mejor canal de expresión y
participación.
La sexualidad es
también muy o bastante importante para el 82% de los jóvenes. La edad media de
la primera relación sexual se ha mantenido estable desde 2004 (17,6 años) a
2012 (17,3 años). Para ellos el mayor temor es «quedar mal», mientras que a
ellas les preocupa no resultar lo suficientemente atractivas.
La mala imagen que perciben
los padres
En cuanto a las drogas, hay
más jóvenes que piensan que destruyen (7,6%) que los que piensan que hay que
probarlo todo (3,8%). Las sustancias más consumidas son el tabaco y alcohol.
De hecho, asocian el consumo de alcohol con la «fiesta» y en menor medida con
el cannabis, la cocaína con la «euforia» y las pastillas para «resistir la
fatiga».
A pesar de este retrato de
la juventud española, la percepción de los padres es muy negativa.
Consideran que están creando una generación de «menores incapacitados para
enfrentar al mundo exterior por sus propios medios» y hablan de adolescentes y
jóvenes «inmaduros, dependientes, mimamos e incapaces», al tiempo que describen
a «hijos irrespetuosos, convencidos de tener muchos derechos y ninguna
obligación».
Para el director de la FAD,
Ignacio Calderón, la clave está en trabajar con los jóvenes para que sean
«menos vulnerables» y sepan manejar mejor su realidad.
ABC 21-12-2013
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