Janell Burley Hofmann es
una madre americana de cinco hijos (Gregory de 13 años, Brendan 10,
Ella 8, Lily 6 y Cassidy 5). Ella es escritora y conduce un movimiento que
pretende educar en el uso responsable de las nuevas tecnologías en la
familia. Amante de la vida y de sus hijos, tiene un blog y es
colaboradora habitual de The Huffington Post y de otros medios americanos.
En sus artículos y post,
Janell expone sus reflexiones y los métodos educativos que aplica a sus propios
hijos. En uno de ellos explica cómo su hijo mayor Gregory (13 años) llevaba
suplicando casi un año por tener un iPhone. Consciente de que el uso de
esta herramienta tecnológica exige responsabilidad y que existen unos riesgos,
Janell exigió a su hijo firmar un contrato para tener su preciado iPhone. Se
lo regaló por Navidad, porque se lo merecía, cuenta la madre en su
blog. Pero a cambio, estas fueron las 18 reglas que Gregory tenía que
cumplir, unas normas que, ella pensó, también le servirán para la vida:
1. Es mi teléfono. Yo lo
compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
2. Yo siempre sabré la
contraseña.
3. Si suena, cógelo. Di «hola».
Sé educado. Coge siempre, siempre, la llamada de mamá y papá.
4. Entregará el teléfono a
mamá o a papá a las 7:30 de la mañana cada día de colegio y a las 9:00 de
la tarde durante el fin de semana. Estará apagado toda la noche y se volverá a
encender a las 7:30 de la mañana. Si no llamarías al teléfono fijo de alguien,
porque pueden responder sus padres, tampoco llames o envíes mensajes al móvil.
Respeta a las otras familias como nos gusta que nos respeten a nosotros.
5. No te llevarás el iPhone
al colegio. Conversa y habla con la gente y con tus amigos en persona. Los
días de media jornada, las excursiones y las actividades extraescolares
requerirán consideraciones especiales.
6. Si el iPhone se cae, se
golpea o se estropea, tú eres el responsable. Por tanto, asumirás los costes de
la sustitución o de la reparación. Para ello ahorra dinero de tu cumpleaños o
realiza otros trabajos: corta el césped, haz de canguro... Si el iPhone se
rompe, tendrás que estar preparado.
7. No uses el iPhone para
mentir, hacer tonterías o engañar a otro ser humano. No te involucres en
conversaciones que sean dañinas para los demás. Sé un buen amigo.
8. No envíes mensajes, correos
electrónicos o digas nada a través del iPhone que no dirías en persona.
9. No envíes mensajes, correos
electrónicos o digas a alguien algo que no le dirías en voz alta y en presencia
de sus padres. Autocensúrate.
10. Nada de pornografía. Busca
en la web información que compartirías abiertamente conmigo. Si tienes alguna
duda sobre algo, pregunta a una persona. Preferiblemente, a tu padre o a mí.
11. Apágalo o siléncialo
cuando te encuentres en lugares públicos. Especialmente en restaurantes,
en el cine o mientras hablas con otro ser humano. No eres una persona
maleducada, no dejes que el iPhone cambie eso.
12. No envíes ni recibas
imágenes íntimas tuyas ni de otras personas. No te rías. Algún día estarás
tentado de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es arriesgado y puede
arruinar tu vida de adolescente, joven y adulto. Es siempre una mala idea. El
ciberespacio es más poderoso que tú. Y es difícil hacer que algo de esa
magnitud desaparezca, incluyendo una mala reputación.
13. No hagas millones de
fotos o vídeos. No hay necesidad de documentar todo. Vive tus
experiencias. Quedarán almacenas en tu memoria para toda la eternidad.
14. A veces conviene dejar
el iPhone en casa. Siéntete seguro de esa decisión. No es un ser vivo ni
una ninguna extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer
el miedo a perderte algo que está ocurriendo y a estar siempre conectado.
15. Bájate música que
sea nueva o clásica o diferente de la que millones de chicos como tú
escuchan, que es siempre lo mismo. Tu generación tiene un acceso a la música
mayor que cualquier otra de la historia. Aprovecha ese don. Expande tus
horizontes.
16. De vez en cuando puedes
jugar a juegos de palabras, puzzles y rompecabezas.
17. Mantén tus ojos
abiertos. Observa el mundo que te rodea. Mira por la ventana. Escucha a
los pájaros. Date un paseo. Habla con un desconocido. Pregúntate si es
necesario buscar en Google.
18. Meterás la pata. Te
quitaré el teléfono. Nos sentaremos y hablaremos sobre ello. Volveremos a
empezar. Tú y yo siempre estamos aprendiendo. Somos un equipo. Estamos juntos
en esto.
El resultado
Un año después, Janell
escribió un nuevo artículo en The Huffingon Post reconociendo que el contrato
funcionaba, aunque no había sido fácil. Como ella esperaba, le tuvo que quitar
el teléfono y comenzar de nuevo. Pero los resultados han sido
positivos: ella ha aprendido, gracias a su hijo, sobre nuevas aplicaciones y
redes sociales. Aunque no es lo más importante: La familia se ha convertido en
usuarios responsables de la tecnología. Dice Janell «todos tratamos de mantener
los ojos abiertos. Ver cómo el mundo pasa a nuestro alrededor. Nuestras normas
tecnológicas no solo se aplican al iPhone, también a la vida».
Janell da una conclusión
final, que parece animar a otros familias. «La tecnología es una hermosa
herramienta, emocionante, de nuestro mundo. Deja que sea divertido, que
sea una herramienta social, creativa y expansiva. Gregory sabe que nunca podrá
sustituir la lectura de un libro o un café con un amigo o un paseo por el
bosque, pero ambas cosas puede coexistir».
Ahora Janell, se enfrenta a
un segundo capítulo en esta historia: su hija ya le está pidiendo su contrato.
«¡Bueno, eso no lo vi venir! —dice en el post— ¡Pero me lo llevo!».
Blog de Janell.
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