Una vez llevado a cabo una
aproximación al concepto de Aprendizaje para toda la vida y Sociedad del
conocimiento. La segunda parte la dedico, a estudiar la necesidad imperante que supone y supondrá
el aprendizaje a la lo largo de toda la vida, como medio para el desarrollo
personal y humano que permitirá su sostenibilidad en la futura sociedad del
conocimiento.
En la actualidad, Europa y
más concretamente España está potenciando el aprendizaje a lo largo de toda la
vida en temas profesionales. Queriendo conseguir una Comunidad más competitiva,
solidaria, tolerante, libre, sin exclusiones sociales ni discriminaciones;
donde todos los ciudadanos participen activamente. Este enfoque está muy lejos
de la realidad.
La gran crisis económica que
nos invade desde hace años, está repercutiendo de una forma muy considerable en
el desarrollo del mercado laboral; como queda reflejado en el alto índice de
desempleo existen en Europa y especialmente en países como España. Esto confunde, el verdadero concepto del
aprendizaje para toda la vida, comparando a éste, como el camino hacia la plena
empleabilidad.
Es frecuente, escuchar
dentro de los ámbitos políticos y educativos la siguiente ecuación: “a mayor formación, mayor
empleabilidad”. La verdad, es que no se puede considerar esta ecuación, como
algo real. Y digo esto, porque como se
suele sustentar, nos encontramos con la mejor juventud preparada, pero a la vez
y desagraciadamente, la juventud que mayor paro está registrando a lo largo de
la historia.
Lógicamente, esta ecuación
“a mayor formación, mayor empleabilidad”,
se trata de pura leyenda política y económica. Es leyenda, porque es
pura fantasía, porque la empleabilidad no está en función de la formación, sino
del sistema económico. Ya, que de ser cierto, que a mayor formación mayor
empleabilidad, deberíamos de suponer que la mayoría de los jóvenes estarían
trabajando, al ser la juventud con mayor formación y esto como podemos ver, no es la realidad que
nos rodea.
La empleabilidad de las
personas, está en función de las políticas económicas que, faciliten la
creación del empleo y no solamente en su creación, sino también en su
mantenimiento. En la actualidad, podemos comprobar que no se producen cotas de
creación de empleo, pero es que cada día que pasa, nos encontramos, que cuesta
más también, mantener los puestos de trabajos ya existentes, tanto en los
ámbitos privados como públicos. Este razonamiento nos lleva, a preguntarnos, si
es, por falta de formación la destrucción de esos puestos de trabajo existente
o por cuestiones económicas.
Ante esta perspectiva, se
debe rápidamente reestructurar el proceso de aprendizaje para toda la vida, en
todos los ámbitos sociales, políticos, culturales y educativos, si queremos que
dicho proceso sea el medio, por el cual, las personas que forman esta sociedad,
puedan encontrar su desarrollo personal y humano que le permitirá su
sostenibilidad en la futura sociedad del conocimiento.
De aquí, la necesidad de
volver a mirar como punto de referencia, de lo que debe ser el aprendizaje a lo
largo de toda la vida, desde la óptica del Informe de la Comisión Internacional
de Educación sobre la Educación para el siglo XXI, presidida por J. Delors
(1996: 113), “La Educación encierra un tesoro”.
- Tiempo: La división
tradicional de la existencia en períodos separados (infancia, juventud, edad
adulta y jubilación) ha quedado superada y se ajustará aún menos a los
imperativos del futuro.
- Información: Los
conocimientos adquiridos en una etapa de la vida quedan muy pronto obsoletos;
la rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber.
- Finalidades: El objetivo
de la educación no consiste solamente en preparar para la vida adulta y el
mundo del trabajo, sino también aprender a vivir juntos, vivir con los demás,
convivir y, sobre todo, aprender a ser, meta siempre inacabada en la formación
humana.
- Espacio: Limitarse a un
lugar específico para aprender ha quedado superado por las nuevas tecnologías,
que propician el aprendizaje allí donde el sujeto considere más oportuno.
La Comisión adopto por
designar este proceso de aprendizaje continuo, que abarca toda la existencia y
se ajusta a las demandas de la sociedad, con el nombre de «Educación a lo largo
de la vida». Concepto que, representa la clave para entrar en el siglo XXI y el
requisito fundamental para un dominio cada vez mayor de los ritmos y tiempos
del ser humano y debe proporcionar «a cada individuo la capacidad de dirigir su
propio destino y brindarle los medios para alcanzar un mejor equilibrio entre
el trabajo y el aprendizaje y para el ejercicio de una ciudadanía activa».
La realidad actual y la idea
de educación permanente, lo que en definitiva es el aprendizaje a lo largo de
la vida, debe demandar al sistema educativo un replanteamiento no solo de sus formas
de organización y de relación personal y didáctica, sino una reconversión más
profunda de sus funciones, urgida por las exigencias de su misión educadora que
es la que, en última instancia, le da identidad como institución educadora. La
expresión educación a lo largo de la vida implica ciertamente liberar a la
educación de la esclavitud a la que la tan traída y llevada “formación
permanente o educación de adultos”- expresión ésta última más divulgada en las
últimas décadas- y “formación para el empleo” le ha conducido.
Al sistema social y laboral
debe demandar, el construir una sociedad integradora que ofrezca a todas las
personas las mismas oportunidades para acceder a un aprendizaje de calidad
durante toda la vida y de organizar el trabajo remunerado, para que las
personas puedan aprender a lo largo de su vida y conciliar su propia combinación
de aprendizaje, trabajo, ocio y vida familiar.
Concluyo afirmando que, el aprendizaje a lo largo de toda la vida, se
convertirá y se está convirtiendo en el instrumento más eficaz que, permitirá a
toda persona, prepararse para participar, expresarse y defender sus derechos y
valores fundamentales en una sociedad que, está y se caracterizará cada vez más
por sus continuos y rápidos cambios.
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