El cuento de esta semana es
una clara reflexión a nuestros políticos, en el sentido que no deberían nunca
despreciar la fuerza de los pequeños cuando se unen. Y también, es una
reflexión a los ciudadanos ante la indiferencia que planteamos en esta
destrucción del estado de bienestar que estamos teniendo. Creo que, el pueblo
ha olvidado que cundo se unen las fuerzas el poderoso no tiene nada que hacer.
Un día el león hizo que se
reunieran todos los animales de la sabana, del bosque y de la montaña. Cuando
todos llegaron ante él, el pregonero se subió a un árbol y gritó la proclama:
- “Orden del Rey León. Todos
los animales, de todo género, especie y tamaño, deben reconocer al león como
rey, rindiéndole obediencia. Quien se niegue será castigado”.
Se escuchó un gran murmullo
en la asamblea de los animales; después una vocecita se alzó protestando. Era
el portavoz de las hormigas guerreras:
- “Nosotras no aceptamos. En
nuestra tribu, nuestros antepasados nos dieron una reina y nosotros sólo
obedecemos sus órdenes”.
El león, con un rugido
desafiante, respondió:
- “Tendréis vuestro castigo”.
Todos se dispersaron, los
hijos del león salieron de caza, cogieron un jabalí, lo escondieron tras unas
ramas y fueron a llamar al rey. Las hormigas se reunieron desde los cuatro
puntos cardinales y en un momento cubrieron la sabana. Se preparaban para la
gran batalla.
En un momento se comieron el
jabalí, dejándole sólo los huesos. Mientras tanto el sol había desaparecido
tras el horizonte. Llegó el león, majestuoso, con su familia. Entonces el
ejército de hormigas entró en acción.
De la hierba y de las hojas
llovieron sobre los leones, treparon por sus patas mordiendo con fuerza. Los
leones rugían de dolor, se tiraban sobre la hierba para frotarse, intentaron
escapar, pero no podían luchar en la oscuridad contra el enemigo omnipresente.
A la mañana siguiente un
buitre, pasando en vuelo rasante, vio esparcidos los esqueletos desnudos de la
familia de aquel que había querido imponerse como rey absoluto de los animales.
Y continuando su camino solitario pensó que los poderosos no deberían nunca despreciar
la fuerza de los pequeños cuando se unen.
Fábula del pueblo bantú
Fábula del pueblo bantú
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